Kriek y cocina tres encuentros que sorprenden el paladar

Boscoli Kriek maridaje Magret de pato con salsa de frutos rojos

Pocas cervezas despiertan tanto encanto como una Kriek belga, y entre ellas, la Boscoli Kriek ocupa un lugar especial. Elaborada con base de witbier y jugo natural de cereza, esta cerveza combina lo mejor de dos mundos: la frescura cítrica de una blanca belga con la fruta ácida y vibrante de las kriek tradicionales de Flandes. Su color rojo rubí, espuma rosada y aroma a cerezas maduras la hacen irresistible a la vista, pero es en boca donde revela su magia: ligera, chispeante, con equilibrio entre dulzor y acidez, y un final limpio que invita a otro trago.

Las cervezas Kriek —que nacen del matrimonio entre las lambic espontáneamente fermentadas y las cerezas agrias— son parte esencial de la herencia cervecera de Bélgica. Con más de 400 años de historia, se sirven tanto como aperitivo, acompañamiento gastronómico o incluso como base de postres. En el caso de Boscoli, su perfil más amable y afrutado la convierte en una cerveza versátil para maridar tanto con platos dulces como salados. Aquí te dejo tres combinaciones que rinden homenaje a la mesa belga y a la creatividad del paladar.

1 Magret de pato con salsa de frutos rojos

Si hay un plato que parece creado para las cervezas de cereza, es el magret de pato. Su carne grasa y su sabor intenso necesitan una bebida con acidez y frescura, y la Boscoli Kriek cumple ese papel de forma magistral.

Prepara el pato sellando la piel hasta que quede crujiente, luego termina la cocción al horno y acompaña con una salsa de reducción de vino tinto, cerezas y un toque de vinagre balsámico. Al probarlo junto a la cerveza, ocurre algo mágico: la grasa se disuelve, el dulzor del pato y el balsámico se integran con las notas frutales de la Kriek, y la acidez limpia el paladar con precisión.

Este maridaje demuestra que una cerveza afrutada puede tener tanto carácter gastronómico como un buen vino tinto. Y, de paso, recuerda que Bélgica también sabe de placer culinario.

2 Queso brie tibio con miel y nueces, con Boscoli Kriek

El primer maridaje juega con la elegancia y la sencillez. Coloca un queso brie entero en el horno, cúbrelo con miel y nueces tostadas, y deja que la superficie se funda apenas. Al servirlo tibio junto a una copa de Boscoli Kriek, el contraste es delicioso: la acidez de la cereza corta la grasa cremosa del queso, mientras el dulzor natural de la cerveza resalta la miel. Las nueces aportan textura y un toque tostado que armoniza con la malta ligera.

El resultado es redondo, con un equilibrio perfecto entre lo ácido, lo dulce y lo salado. Ideal como entrada o aperitivo para abrir una comida especial. Si prefieres variar, prueba con camembert o queso de cabra suave: la Kriek se adaptará igual de bien.

3 Tarta de chocolate amargo con cerezas y crema batida

Cerramos con un clásico irresistible: una tarta de chocolate amargo con cerezas frescas o en conserva, servida con crema batida natural. El cacao oscuro resalta la fruta y la hace brillar; la crema aporta suavidad, y la Boscoli Kriek pone la chispa. Su burbuja fina y su punto ácido realzan el chocolate y prolongan el sabor de la cereza, creando un efecto de mousse ligera en boca.

No hay postre más fiel al espíritu belga: chocolate, fruta y cerveza, unidos en un triángulo perfecto. Es una combinación elegante pero accesible, que funciona tanto en una cena romántica como en una sobremesa entre amigos.

El alma belga detrás de la Boscoli Kriek

La Kriek es uno de los mayores orgullos de Bélgica. Originalmente elaborada en la región del valle del Senne, cerca de Bruselas, su nombre viene de la palabra flamenca krieken, que significa “cerezas agrias”. Aunque las versiones tradicionales como Boon Kriek, Lindemans Kriek o 3 Fonteinen Oude Kriek conservan el carácter seco y ácido de las lambic, cervezas como Boscoli Kriek modernizan la receta, ofreciendo una experiencia más accesible y frutal sin perder la esencia artesanal.

Es la cerveza ideal para quienes buscan un sabor fresco y sorprendente, diferente a todo lo que ofrece una lager o una ale convencional. Y más aún, es la prueba de que la cerveza belga también puede ser sensual, juguetona y perfectamente gastronómica.

Cervezas similares que vale la pena probar

Belgas tradicionales:

  • Lindemans Kriek – Dulce y vibrante, con notas de cereza confitada.

  • Boon Kriek – Más seca y ácida, de estilo clásico.

  • Mort Subite Kriek – Ligera y refrescante, ideal como aperitivo.

  • 3 Fonteinen Oude Kriek – Compleja, con acidez natural y final largo.

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